Cuando tienes un bebé, el tiempo pasa muy muy rápido. Crecen a toda velocidad sin dejar de sorprenderte cada día con algo nuevo aprendido. A mi me gustaría poder inventar el botón de detener el tiempo, y congelar algunos de esos momentos y grabar en la memoria muchas de esas palabras pronunciadas con lengua de trapo, esas sonrisas llenas de dientes diminutos, las huellas de esas pequeñas manitas... y recopilarlos en un cuaderno de tesoros, para que no se olvide ninguno, y volvamos a ellos cada vez que nos demos cuenta de lo mayores que se nos hacen nuestros pequeños.
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