Cuesta llegar de unos días relajados 100%, y aceptar como bienvenida el bofetón de calor, madrugones para ir a trabajar, separarme de tortuguita... pero hay que ir haciéndose al medio poco a poco y es una buena ayuda que la mayoría esté de vacaciones en agosto, porque así, los que tenemos que sufrir la vuelta, lo podemos hacer con más calma.
El peque nos ha regalado unas vacaciones inolvidables, han sido diferentes por muchos motivos, empezando por el destino, Sancti Petri, que nos ha gustado mucho, pero es muy distinto a los lugares que íbamos buscando antes de estar él en este mundo: playas desiertas, sin resto alguno de construcción humana, y a las que había que llegar, seguro, tras una buena caminata/descenso por roca temerario. La cosa era tan sencilla como coger un par de toallas, lectura de bolsillo, gafas de bucear, bocatas y cervecitas, y a pasar un día entero bajo el sol! Esta vez ha sido "algo" diferente: mochila porta-bebés, niño embadurnado en protector solar con equipación playera y gorrito colocado, bolsa "portacosasdeniño" (hecha por mi en el coche durante el viaje de ida), con unos cuantos pañales, protector solar, toalla, bañador de repuesto, juguetillos varios, toallitas humedecidas, biberón de agua, biberón de leche, termo con agua, dosificador de leche en polvo y cereales..... piscinita para que chapotee agusto el cachorro, bomba infladora de la piscinita, que estaba medio pinchada y había que rellenar a diario y eso no hay pulmones que lo resistan... sillita del niño cargada hasta arriba con algunas de las cosas comentadas, más otros artículos para los padres de la criatura y por supuesto, sombrilla y la imprescindible cámara de fotos. De esta guisa a ver quién es el guapo que va en busca de la cala de la postal. Pues no, playita estupenda a 100 metros del campamento base y así todo es mucho más llevadero.
Afortunados somos de que el gordito se ha portado como un santo, ha hecho auténticos maratones de siesta playera por las mañanas, arrullado por el sonido de la olas del mar y otras 2-3 horitas por la tarde, que nosotros aprovechábamos para leer en la piscina y alguna que otra vez también sestear a su lado.
En resumen, nos hemos relajado muchísimo los 3 y al cachorrito la playa le ha sentado de maravilla, lo debe llevar en los genes... Vuelve con un dientecito asomando, un bronceado que ya quisieran muchos, sabiendo decir adiós y casi casi controlando el gateo, y todo esto en menos de 10 días. Me asustan las velocidades que lleva!!
Aqui os dejo inmortalizados algunos momentos de estas añoradas vacaciones...