Verónica recorrió el camino que la llevaba hasta la puerta de la iglesia FELIZ. Sus pies no tocaban el suelo, pero ella avanzaba derrochando espontaneidad, emoción, simpatía y hablando sin parar. Animaba a los pajecillos que caminaban delante de ella, se emocionaba, se recomponía y se volvía a emocionar. Lanzaba besos, regalaba sonrisas e irradiaba belleza a raudales, estaba espectacular, bellísima y única. El vestido estaba hecho para ella, era impresionante, una obra de arte, todo un homenaje a la Virgen del Rocío, su "Rocío", el lugar donde se conocieron ella y Churro, su ya marido, y al que quisieron trasladar, a todo aquel que allí se encontrara.
Llegó disculpándose por el retraso, que lejos de aburrir a los invitados, lo que hizo fue incrementar la expectación que ya había. Verónica cautivó a todos...
Comenzaron a sonar los primeros acordes de "Entre dos aguas" y entraron en la iglesia, una de las niñas pequeñas acompañaba con su guitarra y a Verónica le faltaba bailar. Me acerqué a hacerle una última foto y en ese momento ella me descubrió entre la gente, y me enseñó el ramo para que viera que llevaba un broche en forma de abejita que yo le había prestado, para que me sintiera un poquito cerca ese día y le diera la misma suerte que me ha traído a mi.
Me alegro infinito por haber presenciado estos momentos, fueron mágicos, yo me marche y allí los dejé, disfrutando de una gran fiesta. Las imágenes lo cuentan mejor que yo...
1 comentario:
Hola,
Felicidades por el look de la novia. Una boda que nos traslada 40 años atrás. Los niños también aportan su toque especial al conjunto. Enhorabuena !!
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