Todas esas pequeñas joyitas que han acompañado a tu bebé en sus primeros días merecen ser conservadas en un lugar muy especial (la pulserita del pie, su primer chupete, la pinza del ombliguito, su primera ropita), y así cuando un día lo estés observando y pienses como se ha hecho tan grande en tan poco tiempo, puedas correr a buscarlas para recordar lo pequeño que fue. No lo recomiendo para las mamás sensiblonas como yo, que cada vez que miran las primeras fotos se llevan un sofocón porque les gustaría que durara más cada momento, y necesitan paralizar el tiempo para que no pase tan tan deprisa... qué se le va a hacer! hay que saborear los minutos y saborearlos a ellos. Yo me lo como a besos.
Cada una de mis cajitas está hecha con mucho cariño para acoger lo que se os antoje en su interior. Seguro que las de Elena e Irene guardan grandes tesoros....
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